domingo, 5 de agosto de 2012

Huye.

Vuelvo a hacer la maleta. A coger trenes y aviones para olvidar. Para olvidarte.
Siempre había imaginado un fin. Un adiós. Nuestra última despedida. Pero no ahora, no así. Que cuando menos me lo esperaba te has ido, por la puerta de atrás. De puntillas. sin hacer ruido alguno.
Me ganaste poco a poco para luego echarme a perder. Pero ahora el que ha perdido eres tú. Yo, que di por ganada la batalla, me doy cuenta que en realidad no hubo victoria alguna. Que lo mejor hubiera sido salir yo y dejarte a ti, dejarlo a él. Seiscientos kilómetros me separarán de ti en tan solo dos días. Y para cuando vuelva no habrá vuelta atrás. Esta vez los dos saldremos golpeados.
Y mientras me pregunto que hubiera pasado si en vez del sur hubiera escogido el norte. Si te hubiera escogido a ti. Ni siquiera sé si las cosas habrían sido diferentes. Quizás sí, quizás no. En verdad, tu habrías seguido allí con tu vida, mientras que yo intentaría haber entrado en ella de una forma o de otra.  Por eso no esperaré más en mi portal, no volverás a tener mi perfume en tu asiento de atrás. Porque no entiendes que lo importante es nuestro presente, no nuestro futuro.
La partida va a acabar y saldré golpeada. Pero esta vez no volveré a tropezarme contigo, porque tengo siete corazones que me sujetan. 
Que aunque no hayan salido mis planes, no me quitarás esa sonrisa inconfundible de la boca, porque al final de la partida, siempre pierde quien debe perder.
~M.

No hay comentarios:

Publicar un comentario