Bailé con él solo porque me prometió que esa noche no estaría
sola. Y de repente, estaba tan cerca que hasta podía percibir el leve roce de
su silueta contra mi brazo. No recuerdo que canción sonaba, ni siquiera si
sonaba una canción...solo que era lunes, o tal vez martes. Además, al levantar
la mirada tropecé con unos ojos por los que tanto había suplicado, y me
encontré con unas ganas locas de estar contigo, tantas ganas como miedo.
Él hablaba de no sé qué o de quién sabe. Porque yo, en
aquel instante efímero, en lo único que podía pensar era en los escasos
centímetros que separaban nuestras bocas. Conté en silencio... uno, dos,
tres... dieciocho, diecinueve... veinticinco... hasta que el desliz resultó
evidente. Con su aliento entre mi aliento, busqué sus bonitos ojos para tranquilizarme. Fue algo bonito ¿sabes?,pero por mucho que me duela decirlo ahora solo me pregunto, ¿tengo las horas contadas
contigo?